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Las criaturas transmasculinas en la animación mainstream: ausencia y criptopistas.



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La comunidad de masculinidades disidentes tiene sus propias problemáticas específicas. Una de las grandes cuestiones estudiadas es la representación y la falta de referentes culturales. Su poca visibilidad cultural se convierte en un obstáculo para una construcción sana de la masculinidad en la infancia. Como mucha gente, crecimos en un entorno donde no teníamos acceso a referentes en amistades o familiares. Ni siquiera en personas conocidas. Esto, junto a la dificultad de adquirir las herramientas adecuadas para encontrar referentes culturales, conduce a que las criaturas crezcan sin nadie con quien sentirse identificadas, hecho que puede conducir a soledad, ansiedad e incluso un trauma complejo.

Shon Faye, en su investigación sobre los derechos trans dice que las infancias son uno de los grupos más olvidados con respecto al tema[1]. Las malas praxis en las producciones audiovisuales son un síntoma de un sistema cisopresor. No es casualidad que algunas de las películas con personajes transmasculinos (basados o no en hechos reales), sean Boys Don’t Cry[2] o Tomboy[3], que si bien esta última tiene un tono menos violento en la mayor parte de la película, también termina en una agresión. Debido a esto, pretendemos huir de la narrativa correctiva y proponer personajes conocidos que puedan tener una lectura trans.

En nuestra investigación hemos empezado a experimentar con las prácticas artísticas como medio para proponer visionados críticos del audiovisual mainstream, en este caso de animación. El mainstream son aquellas producciones más famosas que suelen estar más aceptadas socialmente. Por ello, es inevitable que lleguen a las criaturas antes que otras películas o series de animación independientes, debido tanto a la publicidad como a su utilización en entornos escolares y familiares. Y si bien es de gran interés dar la visibilidad que se merecen las pequeñas producciones, en este caso queremos centrarnos en reflexionar sobre cómo abordar el acompañamiento de visionados que en ocasiones tienen mensajes nocivos sobre la identidad transmasculina y sus intersecciones. Sostenemos la idea de que el mainstream es un síntoma del sistema y que muchas violencias se trasladan a la pantalla, convirtiéndose en un tipo de agresión, que si bien a veces es indirecto, no es menos peligroso o dañino. Proponemos un visionado activo y crítico de estas películas o series con las criaturas como oportunidad para hablar de la identidad de género y todas las cuestiones que puedan atravesarla, como la raza o la clase social.

No es hasta hace muy poco que han empezado a aparecer personajes abiertamente trans en animación. Empieza a ser más común (aunque no tanto como parece si tenemos en cuenta el alto porcentaje de queerbaiting) encontrar representaciones transmasculinas de adolescentes o adultos jóvenes, como Lars en Steven Universe[4] o Barney en Dead End: Paranormal Park[5]. Pero la búsqueda se vuelve aún más compleja con los personajes menores de 13 años. Se han desarrollado algunas genealogías que han pretendido rescatar algunas apariciones de sujetos transmasculinos en producciones audiovisuales. Sin embargo, muy pocas están centradas en las especificidades de las transmasculinidades, y mucho menos de las infancias. Por eso, en nuestra investigación hemos realizado un póster que se centra en dar información sobre criaturas menores de 13 años.

Al igual que ocurre con el fantasma lesbiano del que habla Bárbara Ramajo[6], los sujetos transmasculinos se nos han ido apareciendo como espectros. La lucha por la representación transmasculina está en un constante tira y afloja con el sistema. Como sucede con las apariciones de las lesbianas en la esfera pública, las masculinidades disidentes se pueden entender “como una sinfonía de agujeros sociales, que se abren por propia agencia, y se cierran por la fuerza de las heteroetnocisnormatividades.”[7] Es realmente habitual encontrarnos con la sensación de estar viendo algo que nadie más ve. La afirmación “Este personaje es trans” sigue estando sujeto a la lectura de aquellas personas que quieren ver. Incluso en las ocasiones obvias en las que son trans, aunque no lo hayan nombrado con palabras exactas, resulta haber una ola de negacionistas con respecto al tema. Es lo que ocurrió con Spinelli[8]. Tras años de teorías en internet sobre su identidad nos le enseñaron en edad adulta y con barba, pero muchos argumentaron que no era el mismo personaje.

Por estas situaciones, las criptopistas se presentan como una herramienta para realizar una lectura transbutch o no binaria de personajes que no siempre se presentan abiertamente como masculinidades disidentes. A veces, aparecen teorías de que un personaje es trans, con todo tipo de argumentos, en un intento desesperado de demostrarlo. Sin embargo, esta posición puede jugar en contra, ya que nos obliga a una constante argumentación de nuestra identidad, a demostrar por qué somos quienes somos a nadie más que al sistema cisnormativo. Por eso, las criptopistas por sí solas pueden resultar contraproducentes. Sin embargo, la apropiación es una potente metodología que nos sitúa en una posición de poder en contra de situarnos como sometidos ante el sujeto que nos pide explicaciones.

Esta metodología va de la mano con lo que significa una crianza queer/cuir. En palabras de Fefa Vila “[…] un cuestionamiento encarnado que se practica desde la cotidianeidad. La crianza queer es un fracaso necesario.”[9] La crianza queer es un constante cuestionamiento de los saberes, una suerte de opciones múltiples en identidad y experiencia.

La búsqueda de estos personajes tiene más que ver con las preguntas que con las respuestas. Terk, de la película Tarzán[10] o Toph, de la serie Avatar: la leyenda de Aang[11], no son personajes diseñados para ser abiertamente butches o transmasculinos pero la comunidad se los apropió como referencias en una lectura no normativa. El caso de Cody, de Digimon Adventure 02[12] también es apropiación, pero además es un personaje transmasculino nacido del fracaso, otro ejemplo de que este último está ligado a la identidad queer/cuir[13]. Cody era un niño cisgénero en la serie japonesa original pero la empresa de doblaje española se confundió con su género debido a su apariencia y su voz en japonés, realizada por Megumi Urawa, una mujer cisgénero. Esta confusión llevó a que a veces se hablara de Cody en femenino y a veces en masculino. Su identidad trans nació del error de un sistema que no soportó el aspecto andrógino de un niño de 9 años.

En los últimos años han aparecido algunas películas con criaturas abiertamente transmasculinas. Es el caso de Nimona[14] y Raúl, de Wendell and Wild[15]. Raúl habla de su propia transición de nombre y pronombres en la película. En el caso de Nimona, ND Stevenson, creador del comic en el que está basada la película, confirmó que Nimona se basaba en su experiencia como persona trans no binaria. La película tiene numerosos mensajes sobre la fluidez del género. Nimona es una criatura cambiaformas, que se transforma tanto en otras personas, como en diversos animales, entre ellos un rinoceronte al que llaman “unicornio”. Destaca la reflexión que se hace sobre la monstruosidad. Aunque sus muchas formas son todas y cada una adorables en el sentido más camp y cursi de la palabra, siguen denominando al personaje como un monstruo. Y como dice Nimona en representación de la situación social actual: “Cuando todo el mundo empieza a verte como villano, te conviertes en uno.”

Todas estas criaturas son muy diferentes entre sí. Reducir las infancias trans a los estereotipos es reducir las experiencias trans al sensacionalismo, contar la historia a medias con el discurso que le interese dar a cada producción, incluso si esta da un mensaje desesperanzador y destructivo sobre lo que significa ser trans. Haciendo este póster hemos realizado un acercamiento lo más plural posible, teniendo en cuenta que realmente existen personas con las características de los estereotipos. No queremos borrar esa existencia sino hacer una investigación mucho más diversa de lo que significa la representación transmasculina.



Junto al póster, hemos diseñado un fanzine, pues consideramos que las prácticas artísticas son tremendamente útiles para hablar de cuestiones académicas rompiendo con las lógicas de la accesibilidad. Este fanzine funciona como una aproximación a un archivo más extenso. Con una metodología artística queremos proponer nuevas lecturas críticas sobre las producciones mainstream, que den la oportunidad de comenzar una conversación con las criaturas sobre las representaciones de género, orientación sexual, raza y, en definitiva, los cuerpos diversos. La representación racista que se realiza en Tarzán con el recurso de los gorilas, la ceguera de Toph, el misgender que se le hace a Raúl o los pensamientos suicidas de Nimona son solo algunas problemáticas que se atraviesan con el género en los audiovisuales que hemos elegido. Este fanzine es una herramienta de acompañamiento para las criaturas y para las personas no tan pequeñas. El precio y el lenguaje sencillo que caracteriza al fanzine, lo convierte en un soporte vírico, es decir, que puede infectar al sistema, colarse por las grietas que se abren con el fantasma transmasculino. El fanzine se cuela en tu casa, en tu colegio, en el cine del barrio, en el centro social o en la biblioteca.



[1] Faye, Shon, (2021) Trans. Un alegato por un mundo más justo y más libre. Barcelona, Blackie Books, S.L.U., 2021, p. 42. [2] Boys don’t cry. (1999) Película dirigida por Kimberly Peirce, Estados Unidos, Fox Searchlight Pictures [DVD]. [3] Tomboy. (2011) Película dirigida por Céline Sciamma, Francia, Hold Up Films y Arte France Cinéma [DVD] [4] Steven Universe, episodio 1, Pilot (The Time Thing) (2013) Estados Unidos, Cartoon Networks Studios [Netflix] [5]Dead End: Paranormal Park, episodio 1, The Job (2022) Estados Unidos-Reino Unido, Blink Industries [Netflix] [6]Ramajo, Barbara (2023) El fantasma lesbiano. Barcelona, Bellaterra Edicions, 2023. [7]Ramajo, Barbara (2023) El fantasma lesbiano. Barcelona, Bellaterra Edicions, 2023, p. 16. [8]La banda del patio, episodio 1, The Break-In (1997) Estados Unidos, Disney Television Animation [DVD] [9]Vila, Fefa, (2017) “Crianza queer/cuir” en Platero, Lucas; Rosón, María y Ortega, Esther, (eds.) Barbarismos queer y otras esdrújulas. Barcelona, Edicions Bellaterra, S.L., 2017, p. 100. [10]Tarzán (2021) Película dirigida por Chris Buck y Kevin Lima, Estados Unidos, Walt Disney Animation Studios [DVD] [11]Avatar: la leyenda de Aang, episodio 1, Avatar: The Last Airbender (2005) Estados Unidos, Nickelodeon Animation Studios [DVD] [12]Digimon 02, episodio 1, Yûki o Uketsugu Mono (2000) Japón, Toei Animation [DVD] [13]Halberstam, Jack, (2011) El arte queer del fracaso. 2ª edición, Madrid, Egales S.L., 2018. [14]Nimona (2023) Película dirigida por Nick Bruno y Troy Quane, Estados Unidos, Annapurna Animation [Netflix] [15]Wendell and Wild (2022) Película dirigida por Henry Selick, Estados Unidos-Irlanda, Artists First [Netflix]




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